UN ENTRENAMIENTO CLÁSICO
El otro día me toco entrenar a un grupo de chicos infantiles (¿o eran cadetes de primer año?). El caso es que yo este año no estoy entrenando: cambié de trabajo y he sido padre así que, de momento, no me puedo comprometer a llevar un equipo.
Pero el martes pasado me llamó un viejo amigo. Hacía tiempo que no hablábamos pero nos conocemos bien y me di cuenta de que estaba un poco agobiado. Le pregunté: "¿Qué te pasa?" y me contestó que no quería recurrir a mí pero que no veía otra opción. Resulta que mi club, al que pertenezco con orgullo aunque ya no esté en él, tenía un problema con los entrenadores esta semana ya que, muchos de ellos son jóvenes y tenían un viaje de estudios. Los pocos que quedaban o tenían que trabajar o, los más jóvenes, tenían exámenes.
Resumiendo: que mi viejo amigo llevaba un día entrenando como podía a 18.400 equipos y no daba más de sí porque al día siguiente entrenaban 4 equipos en dos instalaciones diferentes y, que yo sepa, lo de don de la ubicuidad no es algo que mi compañero haya desarrollado. Así que me pidió si podía echarle una mano. Yo tenía al hijo, que tiene año y medio pero demanda total atención pero bueno, es mi amigo y es mi club, así que le dije que le echaría una mano (una hora, no podía hacer más).
¡Ah! todo esto fue unos 30 minutos antes de empezar así que íbamos muy justos. Recogí al nene en la guardería y lo metí en el carro (cuando digo "carro" me refiero a coche de bebé, no a un coche) y nos fuimos a la instalación. A mi hijo le gustan muchos los paseos, pero eso si, si el carro se detiene, se convierte en el demonio de Tasmania, así que camino al pabellón me empecé a plantear cómo iba a hacerlo. En ese momento pensé que le tenía que haber dicho a mi colega que suspendiera los entrenamientos, que por una semana tampoco pasaba nada, pero soy de los que odio cuando los chavales no van a entrenar así que perder entrenamientos me parecía traicionar mi propia filosofía. Además, sé que mi amigo lo hizo porque quiere, de alguna manera, recuperarme para el club, esperando que el nene crezca y pueda volver a entrenar. En el fondo, no lo hizo porque no le quedará más opción. Lo hizo porque me aprecia y quiere que vuelva con ellos (¡qué bonito!).
Bueno, al tema. Pues llego al pabellón y lo único que sabía es que eran chicos de 13 o 14 años y poco más. Es cierto que tengo experiencia, pero estoy un poco oxidado con esto de la paternidad (llevo casi dos años fuera de las canchas) así que estaba un poco nervioso. Si, es cierto, a mi edad y con mi experiencia. Lógicamente, no tenía nada preparado así que tuve que tirar un poco de "tablas" y eso es lo que os quiero mostrar.
Realicé un entrenamiento muy básico pero que sirve para, prácticamente, todas las situaciones y todas las edades, eso si, adaptando los diferentes ejercicios. Y eso es lo que os quiero mostrar. Por cierto, ¿qué hice con el hijo? pues pasearlo de vez en cuando. Hubo un momento que lo tuve que sacar del carro y dejarle una pelota, lo cual es un peligro porque mi hijo, lo que es instinto de supervivencia, poco. Tenía que vigilarlo constantemente pero bueno, para ser justos, se portó bastante bien.
Vamos al entrenamiento.
- Hicimos un pequeño juego de calentamiento (el de los 10 pases con variantes)
- A continuación, hicimos otro que nunca me falla y que mis chavales mayores del equipo senior llamaban "mítico". Es un 2x0, también con diferentes variantes, pero que, básicamente consiste en realizar un 2x0 exterior para que el jugador con balón penetre hacia canasta y saque el balón hacia el compañero que acompañará la jugada y tirará desde la esquina.
- Después hicimos un poco de 1x1 aprovechando que había 4 canastas disponibles, limitando el tiempo a 4 segundos y un máximo de 2 botes.
- Después pasamos a otro ejercicio de tiro por tríos.
- A continuación llegó el trabajo de superioridades con el famoso contraataque de 11.
- Después, otro poco de 1x1 en transición recibiendo el atacante en medio campo en carrera y el defensor teniendo que recuperar.
- Más tarde hicimos trabajo de 2x2 en ambas canastas dividiendo el equipo en dos grupos (creo recordar que tenía 13 jugadores así que fueron 7 y 6).
- Para terminar hicimos otro ejercicio de tiro por parejas, pisando la línea de campo y enfatizando la importancia de la recepción y las paradas.
- Como quedaban 6 minutos y mi intención, sobre todo, en estas edades, es que los chicos se vayan con un buen sabor de boca, jugamos unos Superko (también lo tenéis en la página).
La mayoría de los ejercicios están explicados en el blog, pero si queréis que profundicemos en alguno de ellos podéis ponérmelo en los comentarios. El objetivo principal se consiguió: que mi hijo no montará un buen follón. No, ahora hablando en serio. Sacamos la papeleta adelante y la verdad, me encantó volver. Espero poder repetir, de una manera más continua en el tiempo... Quizá el año que viene que el nene será mayor... No sé...
Espero que os sirva de algo. Recordad:
VIVA EL BALONCESTO !!!
I LOVE THIS GAME !
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